Soter: “Calladitos, nos veríamos más bonitos”: Carlos Marín
Soter es la personificación de la seguridad, la conservación y la liberación de cualquier daño.
Por Sergio Noble
Hay quienes pueden suponer que ya no hay mexicanos que desearían que nuestro país pase ser una colonia, protectorado o territorio de los Estados Unidos. Sí los hay. Son millones que se imaginan a la bandera de las barras y las estrellas ondeando aquí. Aplauden la iniciativa de los diputados republicanos Dan Creenshaw y Michael Waltz para que el Ejército de EU entre a nuestro país a combatir a los a los cárteles de la droga y piden respeto para los gringos.
En Washington, el canciller Marcelo Ebrard se reunió con Esteban Moctezuma, el embajador allá y con los 52 cónsules mexicanos que van a emprender una campaña de información y de defensa de los ataques de legisladores y funcionarios republicanos que buscan cualquier tipo de pretexto para tener agarrado del gañote a México, sin importar el signo de quién gobierne aquí.
Bien, como dijo Ebrard, son inaceptables los ataques de legisladores y funcionarios republicanos que dejan ver sus intenciones perpetuas de invadir México y, por supuesto, debemos reaccionar; ser muy claros den nuestra posición; hablarles fuerte y quedito, que no lo vamos a permitir.
La semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador ya les había respondido. No se amedrentó frente a los políticos estadounidenses. Las declaraciones y la iniciativa de Creenshaw y de Waltz, las acusó de intervencionistas con fines electorales y propagandísticos. Los enfrentó: “A México se le respeta, no somos un protectorado de EU, ni una colonia. (…) Nosotros no recibimos órdenes de nadie”, afirmó.
No nos debe de sorprender que haya aquí quienes se molestan porque el gobierno mexicano haya decidido responderle a los republicanos a través de los 52 cónsules mexicanos, quienes deberán de emprender una campaña de información en EU sobre la lucha que la administración morenista ha dado contra el fentanilo, sustancia que se ha incautado en más de seis toneladas y millones de pastillas, y que por causa de esta disputa, han muerto varios cientos de elementos de las fuerzas de seguridad mexicanas.
Carlos Marín en su columna, “Asalto a la Razón” que titula: “Injerencismo del gobierno mexicano”, ha calificado de “histérica” esta campaña que libra el gobierno mexicano “por la soberanía”.
Afirma que: “Para efectos prácticos, la única injerencia extranjera viene siendo la del gobierno mexicano mediante el envío del canciller Marcelo Ebrard a Washington para instruir a los 50 cónsules a ´orientar´ el voto de los mexicanos radicados allá contra los “intervencionistas”.
López Obrador advirtió que su gobierno llamaría de manera abierta a los mexicanos radicados en EU a no votar por los republicanos si continúan con su campaña en contra de México, hecho que el periodista considera un acto de intervención poco respetuoso del gobierno mexicano contra el de EU.
Sin embargo, Marín no ve en las declaraciones del republicano Lindsey Graham y en su iniciativa un acto intervencionista que pretende que el ejército gringo entre a nuestro país para que “las tropas estadunidenses acaben con la narcoviolencia en México”, y menos un acto violatorio del derecho internacional, pues afirma que la iniciativa que se presentó ya en el Congreso, sólo “es una sugerencia”, una simple “hipótesis inviable”.
La acción de los republicanos no es poca cosa, porque si bien la administración Biden ha rechazado la “propuesta” de los republicanos, en el fondo busca generar en la población estadunidense una animadversión “histérica” contra nuestro país al pretender responsabilizarnos de la entrada del químico en territorio de EU, su trasiego, venta y consumo exponencial del fentanilo, y por lo tanto, que tienen derecho a invadirnos.
Para Marín, “la injerencia mexicana” carece de sentido, porque serían muy pocos los paisanos radicados allá que en las elecciones de noviembre saldrán a votar acatando la “línea” de AMLO contra los republicanos, por lo que no vale la pena alzarles la voz y menos meternos en sus asuntos internos, aunque ellos sí lo hagan.
Supongo que para Marín, “calladitos, nos veríamos más bonitos”, agachones, también.
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Las opiniones aquí plasmadas son responsabilidad de quien las escribe, no necesariamente reflejan la ideología del medio.
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