Hablemos de joterías: Futbolistas, Cuateruccio y Salas, en el ojo del huracán por “putos” / Miguel Ángel Lozano
Por Miguel Ángel Lozano
Puto, es la última palabra que muchos homosexuales escuchan antes de morir, puto es usado como peyorativo para referirse a homosexuales en México, que, dicho sea de paso, es el país con más crímenes de odio por homofobia y puto es la palabra que la Federación Internacional de Futbol y Asociados (FIFA) ha recriminado a la Federación Mexicana por el uso en encuentros internacionales.
Puto ahora es más preocupante porque la afición mexicana demuestra su enorme machismo y la homofobia que tienen.
Para poner un poco en contexto, resulta que los jugadores del Club Cruz Azul, Martín Cauteruccio y Javier Salas no jugaron este fin de semana en la Jornada 10 de la Liga MX porque, según el técnico Pedro Caixinha, estarán en preparación para el el partido que se disputará el próximo martes por la Liga Bancomer.
Sin embargo, los rumores en medios sensacionalistas y afición en redes sociales es que los jugadores fueron suspendidos por mantener más que una relación de amistad y de compañeros en el equipo de la “Máquina cementera”, una relación afectiva.
El tema acá no es la supuesta relación de los jugadores, que ni siquiera debería afectar, el tema es la homofobia, la intriga y morbo que ésta situación causa en aficionados del futbol, hasta cierto punto comprensible, porque casi nunca se dan a conocer estas cosas en los medios de comunicación.
Lo que no es comprensible es que una vez que saben de los rumores, se abalancen a juzgar o comentar la situación con insultos homofóbicos como “¡por eso no ganan, por putos!”, “son maricones y se besan entre sí”, “los dejaron a fuera (Cuateruccio y Salas) por putotes” y un sin fin de comentarios peyorativos contra los futbolistas.
La violencia previa al partido del clásico regiomontano (Tigres VS Monterrey) llegó al extremo de un atropello, literal, de parte de un aficionado del Monterrey en contra de aficionados del Tigres, misma que es tan reprobable como la violencia hacia los futbolistas del Cruz Azul.
Y reitero, comprendo el morbo, pero no la homofobia y me pregunto ¿hasta cuándo va a dejar de ser juzgado un individuo por sus preferencias sexuales? ¿Hasta cuándo en todas las profesiones va a ser fácil salir del clóset? ¿Por qué existen políticos, deportistas, militares, policías, abogados y un largo etcétera de profesiones en las que es más difícil ser tal cual uno es?
El problema no es la profesión, el problema es nuestra sociedad, el problema somos nosotros, la misma comunidad LGBT+ que muchas veces juzgamos a otros miembros, el problema con los futbolistas es que el futbol es para “hombres” y no para “putos” o para mujeres.
La liga femenil está abandonada y denigrada, y para homosexuales crearon una selección mexicana de futbol en la que se enfrentan a otro equipo de homosexuales, ¿Por qué? ¿Porque somos diferentes o porque en el futbol profesional no pueden participar hombres abiertamente homosexuales?
Quizás no es un problema que solo afecte a la sociedad mexicana, pero nos preocupa porque aquí vivimos y queremos un país libre de etiquetas.
Y no olviden que el clóset es para la ropa, no para las personas; si no se aman ustedes mismos ¿cómo chingados quieren a amar a alguien más?
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Las opiniones emitidas en esta columna son responsabilidad de quien la escribe y no reflejan necesariamente la línea editorial de este medio.
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