Encierran a reos del salvador en celdas selladas, entre pandillas rivales y sin importar el riesgo de contagio
“Se acabaron las celdas de una misma pandilla, hemos mezclado a todos los grupos terroristas en la misma celda, en todos los centros penales de seguridad. ¡El Estado se respeta!”, declaró Luna Meza viceministro de Justicia de El Salvador en un tweet.
Por: Uriel Morales
Ciudad de México.- “Se acabaron las celdas de una misma pandilla, hemos mezclado a todos los grupos terroristas en la misma celda, en todos los centros penales de seguridad. ¡El Estado se respeta!”.
Con este tuit, el viceministro de Justicia de El Salvador, Osiris Luna Meza, confirmó este domingo el inicio de una de las medidas previstas en el estado de emergencia decretado en las cárceles tras el reciente aumento de homicidios en el país, para evitar que desde allí salgan órdenes sobre crímenes al exterior.
Junto al anuncio, tanto Luna Meza como otras cuentas del gobierno en Twitter se dedicaron a publicar impactantes imágenes de reos hacinados en las que se observan juntos a miembros de pandillas rivales a juzgar por los tatuajes que los identifican. En las fotos se ve a decenas de presos juntos, sentados en fila en el suelo y esposados, casi pegados unos sobre otros y solo con algunos de ellos usando cubrebocas.
Las pandillas de El Salvador pusieron así este fin de semana en aprietos las medidas de combate al covid-19 y la estrategia de seguridad del Gobierno al perpetrar 58 asesinatos en una muestra de fuerza y control del territorio característico de estas bandas, que son las responsables de cometer la mayoría de homicidios en este país que es considerado uno de los más violentos del mundo.
La PNC (Policía Nacional Civil) ha capturado a un buen número de los (pandilleros) que cometieron y ordenaron los homicidios”, anunció el mandatario en su cuenta de Twitter, pero no precisó la cifra de detenidos. Las autoridades reportaron entre el viernes y el domingo pasado una escalada de violencia generada por las pandillas que provocó la muerte de poco más de medio centenar de personas en distintos puntos del país.
Antes del pasado fin de semana El Salvador tenía un promedio de 2,3 homicidios diarios, uno de los más bajos de los últimos años. Frente al súbito incremento de los homicidios, que ocurre en medio de una cuarentena obligatoria para contener el nuevo coronavirus, el gobierno de Bukele anunció el uso de la fuerza letal para combatir a las pandillas. Desde el sábado pasado también se decretó un estado de emergencia en las cárceles donde están recluidos integrantes de pandillas
Las autoridades combinaron en las celdas a miembros de pandillas rivales, algo que no ocurría desde 2002, cuando se les separó para evitar muertes masivas en las cárceles. “Vamos a parar los homicidios”, dijo el presidente Bukele, quien aseguró que existen cabecillas y otros miembros de la peligrosa Mara Salvatrucha (MS-13) “que siguen activos” en las calles pero que “no tardarán en caer” ante el redoble de las acciones de seguridad por parte de la PNC.
El mandatario ha señalado como responsables de los homicidios tanto a la MS-13 como a su pandilla rival Barrio 18 y las dos facciones que la componen, Sureños y Revolucionarios. Las pandillas cuentan en este país centroamericano con unos 70.000 miembros -más de 17.000 de ellos encarcelados- y se dedican a la extorsión y el narcotráfico, entre otras actividades ilegales. El Salvador, con 6,6 millones de habitantes, es uno de los países sin guerra más violentos del mundo, con 35,6 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2019.
La mayoría de esas muertes fueron consecuencia de la actividad pandillera. La escalada de violencia, que no tiene precedentes durante el Gobierno de Bukele, llevó a las autoridades a aislar a los pandilleros presos, señalados por orquestar los ataques, y por autorizar a policías y soldados el uso de la “fuerza letal”.
La Fiscalía General de la República (FGR) confirmó que el viernes se registraron 24 muertes violentas, 12 el sábado y 22 el domingo. El repunte de la violencia homicida supone un golpe doble para el Ejecutivo de Nayib Bukele al mermar las fuerzas destinadas a la vigilancia de las medidas de confinamiento generalizadas por la pandemia del Covid-19 y al desnudar posibles huecos en su plan de “control territorial”.
“Las maras están aprovechando que casi la totalidad de nuestra fuerza pública está controlando la pandemia. Tendremos que mover recursos para combatirlos”, manifestó Bukele en redes sociales el domingo. Y agregó que la policía y la Fuerza Armada “deberán priorizar el resguardo de sus vidas, de sus compañeros y de los ciudadanos honrados”, sin precisar la cantidad de elementos que se destinarán a tratar de frenar la escalada de violencia.
El encierro decretado por el Gobierno ha dejado imágenes en las que se pueden ver a cientos de presos apiñados en la cárcel, sentados uno cerca del siguiente sin respetar el distanciamiento social requerido en tiempos de coronavirus. Antes de la escalada de asesinatos, diversos organismos internacionales pusieron los ojos en este país centroamericano a raíz de las confrontaciones entre Bukele, el Parlamento y la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
El jefe de Estado dijo recientemente que no acataría un fallo del Supremo que le prohíbe detener y confinar a quienes supuestamente se salten la cuarentena, también publicó un tuit de supuestas sospechas de Covid-19 entre los diputados, que fue tomado como un ataque por los legisladores.
“Instamos a la oposición a que se pongan del lado de la gente honrada, y a las instituciones que controlan a dejar de proteger a quienes asesinan a nuestro pueblo”, sostuvo el presidente en un mensaje similar a los usados en otras coyunturas. Los conflictos con los órganos de Estados, que incluyen la irrupción con militares y policías armados en el Congreso en febrero pasado, le vienen trayendo a Bukele críticas durísimas, incluso el apodo de dictador, algo que se puede ver, sobre todo, en las redes sociales.
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