Albur, el lenguaje coloquial en los barrios de México (Parte 1)

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Una de las características principales del albur es que no se puede insultar
directamente, todo tiene que ser en doble sentido, en la gran mayoría de los
casos, haciendo referencias al sexo.

Por: Raymundo Calvo

México.- El lenguaje es la capacidad del ser humano para poder comunicarse con los demás. Este sistema de signos puede ser oral y escrito. Sin embargo, gracias al ingenio y a la creatividad del hombre para crear un código secreto entre las personas para comunicarse en doble sentido, existe el lenguaje coloquial conocido como “albur”.

Si hay algo que caracteriza a los mexicanos es este juego de palabras muy
generalizado en el que se hacen referencias sexuales. Y si queremos conocer el origen de este vocabulario, averiguar sus significados y su relación con la lingüística, primero tenemos que preguntarnos ¿de dónde viene este lenguaje?.

No se sabe exactamente cuando nace este vocabulario, pero se cree que era
usado por los mineros de Pachuca en la época colonial. Y fue hasta el siglo XIX que se comenzó a escuchar en la Ciudad de México.

Siempre se ha creído que su uso se les atribuye a personas con poca educación, ya que se le relaciona con groserías y majaderías, pero debido a su complejidad lingüística ha atraído la atención de personas de gran nivel cultural.

Gracias a ello, en 1998 se inició el primero Concurso Nacional de Albur en Pachuca. Sin embargo, un año antes se había realizado otro concurso en la Ciudad de México llamado “Trompos contra perinolas” en el que Lourdes Ruiz, ganó el primer lugar convirtiéndose en “La reina del albur”.

Lourdes Ruiz

Sin duda estos códigos requirieron de mucho ingenio para relacionar palabras que no tienen nada que ver y comprenderlas del mismo modo. El propio Octavio Paz reconoció la complejidad de este dialecto: “es un combate verbal hecho de alusiones obscenas y de doble sentido que tanto se practica en la Ciudad de México”.

Sabemos que la principal finalidad de este fenómeno verbal es molestar a otra persona y dejarla en ridículo frente a los demás. Esta tradición no se limita solo a la comunicación oral, ya que puede incluir ademanes, gestos, expresiones y el famoso silbido que se ha convertido en otro tipo de lenguaje “clave”.

Generalmente, el que no entiende este juego suele ser la víctima. Por lo que los extranjeros suelen ser el blanco perfecto, ya que nunca, o casi nunca, van a saber que los están albureando.

El lenguaje coloquial, conocido como lenguaje “jergal”, es un código especial de un grupo social o laboral diferenciado (estudiantes, tribus urbanas). No es un lenguaje independiente sino que vive dentro de otra lengua.

¿Cuáles son las reglas?

Para éste juego de códigos, se requieren algunas reglas:
1- No insultar directamente a la otra persona.
2- Dejarlo callado.
3- Rimar. Por lo general es mejor cuando tu verso termina rimando.
4- Utilizar elementos que se encuentren a su alrededor. Por ejemplo “Techo
blanco”.
5- Se pueden utilizar ademanes, gestos, expresiones y el famoso silbido.
6- Está prohibido (En el Concurso Nacional de Albur) utilizar palabras soeces.
7- Se debe contestar el albur en el menor tiempo posible para evitar quedarte callado.
8- No se puede repetir lo que dijeron o lo que dijiste.

Lo que hace posible esta forma de comunicación es que la lengua es capaz de generar un significado literal y uno no literal, por lo que gracias a las similitudes que tienes algunos objetos con las partes del cuerpo humano como: el palo (pene), los huevos (testículos), melones (senos), se genera un sentido figurado que es utilizado como figura retórica para representar su relación.

En el albur la agresión es de carácter masculino, esto quiere decir que siempre se hablará de algo simbólico y sexual, mientras que el carácter femenino pasa a ser pasivo y de abuso.

Por lo que, ahora que sabemos algunas de las características para poder practicar este complicado mecanismo de comunicación, podemos decir que alburear no es cualquier cosa.

Se necesita tener una mente bastante ágil y pervertida a la vez, tener mucho “verbo”, manejo del lenguaje y por supuesto mucho talento.

Sin embargo, a pesar de que el albur puede representar incluso hasta cultura en un país y sea un juego que sirva para entretener, no deja de ser en la mayoría de los casos ofensivo, machista y discriminatorio.

Diversos autores han hablado sobre este complicado lenguaje, Octavio Paz, A. Jiménez, Lourdes Ruiz “La reina del albur”, entre otros.

Armando Jiménez, escritor mexicano, lo hizo en su abra titulada “Picardía
mexicana”, ya que recopila una investigación, a la vez psicológica, antropológica, sociológica y escatológica, el lenguaje coloquial que manejado principalmente en la Ciudad de México.

Armando Jiménez

Los chistes y albures tomados en diferentes situaciones y lugares, en su mayoría cargados de machismo y carácter sexual hacia la mujer. Este libro se publicó el 15 de septiembre de 1960.

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