Confirma NASA presencia de ríos en Marte
La NASA confirmó que Marte tuvo un río y un lago, esto con la ayuda del robot Perseverance
México.- El primer análisis de las imágenes captadas por el rover de la NASA Perseverance, confirmó que el cráter Jezero, que hoy es una depresión seca y erosionada por el viento, fue en su día un calmo lago marciano hace unos 3.700 millones de años.
El cráter Jezero de Marte era un tranquilo lago alimentado por un pequeño río que, tras un repentino cambio del clima, empezó a sufrir inundaciones súbitas y enérgicas que arrastraron grandes rocas desde decenas de kilómetros río arriba hasta el lecho del lago, donde aún permanecen. El lugar fue escogido como lugar de aterrizaje del rover después de que las imágenes de satélite mostraran que este lugar era parecido a los deltas de los ríos en la Tierra, acaba de ser estudiado y las conclusiones se publicaron este jueves en la revista Science.
El estudio ha sido liderado por científicos de la NASA y del CNRS francés, y ha contado con la participación del investigador del Instituto de Geociencias (IGEO) Jesús Martinez-Frias.
“Estos estudios geológicos de las rocas y afloramientos en Marte realizados por Perseverance confirman su importancia para determinar los ambientes marcianos antiguos (paleoambientes) y para establecer sus relaciones con el agua y condiciones de habitabilidad”, explicó Martínez-Frías en declaraciones a la agencia EFE.
Para Benjamin Weiss, investigador del MIT y coautor del estudio, cuando miras las imágenes, “básicamente estás viendo este épico paisaje desértico. El lugar más desolado que se pueda visitar. No hay ni una gota de agua en ninguna parte y, sin embargo, están las pruebas de un pasado muy diferente. Algo muy profundo ocurrió en la historia del planeta”.
El rover aterrizó en el suelo del cráter Jezero el pasado febrero, a poco menos de dos kilómetros de la parte occidental, pero mientras los ingenieros de la NASA comprobaban en remoto el funcionamiento de los instrumentos del rover, dos de sus cámaras, la Mastcam-Z y la SuperCam Remote Micro-Imager (RMI), capturaban imágenes de gran resolución del cráter y de un pequeño montículo conocido como Kodiak butte.
Cuando el rover las envió a la Tierra, el equipo científico del Perseverance de la NASA las procesó y combinó, y pudo observar distintos lechos de sedimentos.
Los investigadores midieron el grosor, la pendiente y la extensión lateral de cada capa, y descubrieron que los sedimentos no habían sido depositados por el viento, sino por el flujo de agua en un lago, por inundaciones u otros procesos geológicos.
“Sin llegar a ningún sitio, el rover pudo resolver una de las grandes incógnitas, que era que este cráter fue una vez un lago. Hasta que realmente aterrizamos allí y confirmamos que era un lago, siempre fue una incógnita”, reconoce Weiss.
Cuando los investigadores observaron las imágenes del afloramiento principal, vieron grandes rocas y cantos rodados incrustados en las capas más jóvenes y superiores del delta; algunas medían hasta un metro de ancho y pesaban varias toneladas.
El equipo llegó a la conclusión de que estas enormes rocas debían proceder del exterior del cráter o de varios kilómetros río arriba y que fueron arrastradas hasta el lecho del lago por una inundación repentina que fluyó hasta 9 metros por segundo y movió hasta 3.000 metros cúbicos de agua por segundo.
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