#Opinión Una voz femenina en el transporte / Verónica Pinto

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Por Verónica Pinto

Soy la tercera de 4 hermanos hombres, forjando un carácter determinado, sin distinción entre hombres o mujeres. Siempre me caracterizaron la empatía y solidaridad. Convencida de poder ayudar a la gente para que se hiciera justicia, decidí estudiar Derecho especializándome en el área laboral.

Incursioné en el tema de transporte a los 20 años, como asistente del Subdirector de Permisos, Concesiones y Revalidaciones de la Dirección General de Autotransporte Urbano, y posteriormente  como Jefe de Relaciones Laborales al Consejo de Incautación de Autotransportes Urbanos de Pasajeros R-100, cuya principal función era emitir las sanciones a los operadores de autobuses, brindar asesoría a la Gerencia Modular y a las demás áreas en general. También me desempeñé como Jefa de Amparos en la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSP); y por un breve periodo como Subdirectora Jurídica en la Secretaría de Desarrollo Social de la CDMX, así como en el Servicio de Transportes Eléctricos de la CDMX (STE).

En todas las áreas he tenido que enfrentar problemas relacionados con mi género y edad.

En la SSP, la mayoría de los abogados a mi cargo, no solo eran hombres, sino que eran más grandes que yo. Sufrí descalificaciones y cuestionamientos constantes sobre mi capacidad laboral.

En el STE me enfrenté con una plantilla laboral ocupada por 90% de hombres (operadores, talleres, mantenimiento, servicios generales, operación, calidad e ingeniería, etc). En estos años, usando el diálogo, tuvieron que aprender a ser respetuosos, dejar de acosarme con sus piropos e invitaciones, habiéndoles quedado claro que mi presencia obedecía a un objetivo laboral y no a la busca de un compañero.

Durante la gestión del Secretario de Transporte en la CDMX Rufino H. León Tovar, como Directora General de Transporte, conocí un área saturada de funciones entre el transporte público de pasajeros, carga, transporte especializado, corralones, permisos de publicidad, establecimiento de tarifas para el transporte público de la Ciudad el área técnica para implementar la sustitución del transporte público, chatarrizaciones, servicios metropolitanos y el área operativa. El principal obstáculo al que nuevamente tuve que hacer cara, fue de género. Ser mujer conlleva grandes dificultades para demostrar tu capacidad laboral e incursionar dentro del gremio de transporte, predominado históricamente por hombres, donde te descalifican sin conocerte, o consideran que obtuviste el puesto por algún favor sexual. El aceptar desempeñarme como Directora General de Transporte se convirtió en un reto personal: demostrar mi capacidad no solo para ocupar un cargo público, sino para desarrollar los proyectos, implementar las políticas públicas, resolver los conflictos entre las Rutas, y lograr el respeto del gremio.

Lidiar con la frustración de los transportistas al realizar sus trámites y autorizaciones apegados a la normatividad, procedimientos y tiempos establecidos a costa de pérdidas económicas, no fue sencillo. Gracias al carácter forjado con el paso del tiempo, logré cambiar procesos establecidos por años, donde “negociar” sus peticiones ya no era posible, tuvieron que aprender un nuevo lenguaje para formular sus solicitudes y apegarse al marco normativo, dejando de lado las comidas, dádivas y actos de intimidación, los cuales llegaron a un intento de secuestro.

Como Directora General de Movilidad en el Estado de Méxicodurante el año 2016 con el Secretario Isidro Pastor Medrano, mi participación se centraba en un adecuado esquema de sustitución del parque vehicular y la forma de garantizar que éste fuera chatarrizado, en relación con el proyecto del Mexibús IV. Los funcionarios no podían permitir que la “chavita nueva, que viene del DF” pudiera hablar directamente con el Secretario, lo cual complicó sustancialmente mi trabajo. A pesar de todo, el haber llegado al equipo por reconocimiento del trabajo realizado en la Ciudad de México, ayudó para que obtuviera poco a poco un trato respetuoso.  

Con los concesionarios las dificultades no fueron menores. El concesionamiento del transporte público en la Ciudad de México, inició sobre la base de entrega de Títulos a personas físicas, quienes manejaban personalmente sus vehículos. Al darse cuenta del gran negocio que podía significar, adquirieron más concesiones de las que podían trabajar, viéndose obligados a contratar personal para manejar sus vehículos. Se perdió el control de gestión empresarial por parte de los concesionarios, afectando el nivel de mantenimiento de los vehículos y el principio de dignidad e igualdad en la forma de trabajo. Los transportistas, sumamente empoderados, han envejecido junto con sus microbuses, negándose a cambiar su forma de operación. La necesidad urgente de sustitución y reordenamiento del transporte público ha sido más y más urgente, máxime cuando una mujer es la que lleva las riendas de dicha transformación.

Todos los obstáculos presentados por mi calidad de mujer, fueron superados gracias a mi capacidad laboral y en el manejo de los conflictos que se presentaban día a día, así como también alrespeto profesado a toda la gente con la que había tenido la oportunidad de tratar.

Las mujeres hemos podido acceder en áreas de la política de transporte que estaban destinadas a hombres. El posicionamiento progresivo de las mujeres en todos los sectores resalta la habilidad que tenemos para visualizar opciones de solución, así como la implementación de nuevas estrategias. 

Hay un largo camino por recorrer, un cambio cultural para reconocer que no estamos destinadas a labores secretariales o administrativas, que tenemos la capacidad para desempeñar cualquier función. Somos organizadas, metódicas, menos proclives a la corrupción y comprometidas con los objetivos que se plantean (no olvidemos que sacrificamos muchas veces a la familia para cumplir con otros roles). Tenemos que seguir demostrando que somos capaces de ocupar altos cargos de responsabilidad en igualdad de circunstancias, con iguales o mejores resultados.

En el transporte público de la Ciudad, las mujeres podemos tener un papel fundamental para mejorar tanto la conformación de empresas como su eficiencia. Ellos lo han venido haciendo por años de la misma forma, la cual hoy en día ya no es funcional. Las mujeres llegamos con ideas nuevas que pueden llevar a un cambio operacional. Debemos ser incluyentes para que de manera conjunta y coordinada impulsemos el desarrollo del transporte, de las políticas públicas que mejoren nuestro país.

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